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Veo a mi hijo estirar su brazo y señalar con su dedito índice en todas las direcciones sin tener un lugar que yo le pueda ofrecer en donde pueda aterrizar. Su dedo expresa su necesidad de dirección, de intención, de propósito en el tiempo y el espacio. Más importante aun, su índice, señalando algún lugar, expresa el afán de cableado y mielinización del cerebro de mi hijo.
- Veo a mi hijo deambular por la sala buscando un lugar en donde estacionarse y hacer algo que a él le interese. De repente se detiene y saca su carro. Lo voltea y lo pone patas arriba. Se sienta, abre sus piernas, coloca al carro en su regazo y empieza a girar las llantas traseras. Le interesa el movimiento rotatorio y busca interesarse en él.
- Luego, cuando sus operaciones sobre la rueda ya no le dan para más, me llama, “pa!”, o se levanta, me jala de donde estoy y me conduce hacia su carro. Se agacha, me agacho y me coloca la mano sobre la bendita llanta. A girarla se ha dicho. Y mira, mira, mira con hermosa y dedicada atención. Pero este movimiento de la rueda da para mucho más. Extraer mucho más aquello que se anida en este movimiento, necesita de una MANIVELA, y algún otro mecanismo artificioso que le pueda sacar el jugo a dicho movimiento. Hay que comprar las partes para confeccionar algo que sirva.
- De repente, deja de hacer lo que estaba haciendo, se levanta y se va hacia la silla. Llegando a ella, me mira, gime y se recuesta sobre la silla levantando sus pies. Quiere que lo levante y sentarse en la silla. Lo hacemos. Una vez ahí, se levanta, y hace el movimiento necesario para pasar a la mesita que está al costado de la silla. Una vez ahí, saca la mochila de mamá y se pone a jalar el cierre. Se queda ahí sólo un rato pues no está muy seguro sobre la silla. Jalar cierres. Coordinación fina.
- De repente hace el ademán para que lo ayude a bajar de la silla. Lo ayudo. Va hacia la puerta de calle y dice, “llaaaaaaaaaaave!”. Ya sé lo que eso significa: pasar tiempo haciendo encajar mi llave en la chapa. Encajar llaves en chapas. Coordinación fina.
Me canso. - Me levanto y saco mi soga de saltar. Mi bebe me sigue. Me mira y se ríe con muchas ganas al verme saltar la soga. De repente se pone a imitarme. Sus pies se ponen en puntitas durante una fracción de segundo y repite el movimiento. Me coloco delante de él y muevo la soga como si saltáramos los dos juntos. Coordinación gruesa. Cómo se ríe!!! Amo a mi niño. Quiero hacer mucho, mucho más por él, con él!
- Estoy listo y dispuesto a dedicarle a mi hijo horas de guardería para que él sea el primer niño en la humanidad que se beneficia con lo que he llegado a entender del cerebro Para cumplir con esta tarea necesito ayuda. Y la estoy solicitando mediante este documento.